#Ay… que difícil es emprender cualquier proyecto, tanto en tu vida personal como en la profesional. Si a eso le sumas un confinamiento de 77 días, en un apartamento de 50 m2 y un niño de 2 años al que le estás quitando el pañal y enseñando a controlar los esfínteres, el resultado es: ¡locura asegurada!

Mi marido y yo, dos mentes inquietas, activos y emprendedores, se nos cayó el mundo encima los primeros 15 días de la cuarentena, provocada por ese travieso y misterioso virus del que todavía nadie sabe mucho, pero que está claro que el distanciamiento social, mal que nos pese y en contra de la forma de ser del ser humano que es un animal social, lo ha puesto firme y lo está frenando.

Y entonces, ¡el eCommerce llegó a nuestras vidas! Como un “efecto mariposa”, se confabularon una serie de astros y se juntaron un par de circunstancias, que provocaron el inicio de nuestro proyecto: una tienda online de ropa femenina, y… ¿por qué no? Yo ponía la imaginación y mi experiencia en el mundo de las mujeres reales, que muchas veces no sabemos cómo vestirnos por culpa del tallaje de más de una marca conocida… Mi pareja aportaba su experiencia, como empresario que es desde hace muchos años, y sus conocimientos de diseño y programación.

Y… ¿ya está? ¿Así de fácil? Ja, ja…eso hubiera querido yo. La cosa fue algo más complicada… Al no haber colegios, tuvimos que establecer un plan para el cuidado del niño, así que nos turnábamos en días alternos para cuidar de él. Sí, pero ¿cuándo hablábamos? Teníamos que hacer puestas en común del trabajo que realizaba cada uno por su parte, así que pensamos que la hora de la comida estaría bien para hacer la reunión. ¡Nada!, imposible! El que había trabajado esa mañana llegaba desesperado de hambre, y el que había estado con el niño, desesperado por acostarse a dormir la siesta… Entonces pensamos que mejor por la noche, cuando el niño se durmiera. ¿Qué? ¿Estamos locos???? Cuando uno salía de la habitación de haber dormido al niño, el otro estaba ya roncando en el sofá…Nuestra vida parecía como aquella película de Michelle Pfeiffer en la que ella era un halcón durante el día y su amado un hombre, y por las noches se cambiaban los papeles y él se convertía en lobo y ella en mujer. Nunca llegaban a estar juntos como pareja, hasta que deshicieron el hechizo.

Nosotros todavía estamos esperando a que se deshaga el nuestro, y creo que aún nos queda camino. Pero lo que sí hemos conseguido es hacer magia, la magia de encajar las piezas del puzle: #teletrabajo, #distanciamiento social, rutina, #proyectos y por supuesto, el rey de la casa: nuestro niño. La pieza clave en esta historia, que nos inspira y nos hace relativizar todos los momentos de nuestras vidas, quedándonos con #loEsencial.

Lucia y Migueli cariñosos

Conciliando el teletrabajo con mi niño

Ha habido muchos días duros, muchas horas de trabajo, desquiciamiento, impotencia, preocupación, pero ahora que parece que empezamos a ver luz me doy cuenta de que, lo que al principio parecía que iba a rompernos como pareja, nos dio las fuerzas y la motivación necesaria para convertir la dichosa situación en algo provechoso y positivo. Creo que lo llaman RESILIENCIA.

Porque:

#noNosPodemosParar

#juntosMasFuertes

#weAreMovingForward

#loEstamosConsiguiendo

pero sobre todo, porque Míguel Ángel y yo ¡formamos un equipo ganador!